(Fotografías: El famoso poeta Horacio Hidrovo, a la der. y Omar Monroy de Chile; el autor de esta nota, Pedro Serazzi, junto a las buenas mozas poetas del Perú, Andrea Cazuddg y Navale, Ica. Felizmente, salvaron con sus familias en el terremoto, aunque con graves daños materiales y demás problemas que vive Ica. Escritores, pintores y músico en Calceta. Luego, bellezas manabitas, arriba, Paola de Jama; y María Fernanda, de Santa Ana - ambas trabajaron apoyando el encuentro)
Por Pedro Serazzi
Una experiencia inolvidable fue la vivida en Ecuador junto a mi amigo, el profesor y poeta, Omar Monroy López, quien este año fue incorporado a la Academia Chilena de la Lengua.
A Ecuador concurrimos invitados por la Universidad Laica "General Eloy Alfaro" (ULEAM), de Manta, en la Provincia de Manabí, por intermedio del poeta Horacio Hidrovo Peña Herrera, connotado poeta y escritor de ese país. Se trataba del V Encuentro Internacional de Escritores, que esta vez sumó pintores y al famoso concertista en guitarra del Perú, Víctor Saybay.
Llegamos en pleno verano a la zona de la línea cero ecuatorial (está en Pedernales en esa misma Provincia). Fue una bendición escapar por casi dos semanas del frío del puerto y vivir parte del llamado verano seco, porque no llueve. En el verano húmedo caen parte de los 4.000 o más milímetros de agua anuales. Todo es inmensamente verde y frondoso, con abundancia de cañaverales, palmeras y árboles de exóticas formas y nombres. Frutas como los, plátanos, guayabas, pìñas, uvas, coco, naranjas, se dan en gran abundancia. Es un país bendecido por la naturaleza, con grandes recursos agropecuarios y ríos que llegan al Océano Pacífico a playas de ensueños, con aguas tibias, llenas de palmeras. Es un país que busca la prosperidad con una democracia deseosa de ubicar a Ecuador en el sitial de desarrollo que se merece. Exportaciones de petróleo, café y plátanos, son sólo parte de su enorme riqueza, que debiera tenerlos como país desarrollado. Ecuador, es un país tropical, alegre que vive a ritmo de cumbias y pasillos. La música la llevan en la sangre en las disco, que allá se llaman bares, se bailan esos ritmos, más la "chicha", que es una cumbia más rápida y salsa. Un poco de regatón, por la moda y nada más. En Manabí están las mujeres más hermosas y en especial en una ciudad llamada Chone, que también conocimos.
Uno de mis hijos, que conoce muchos países, en los cinco continentes, me señalaba hace un par de años, que el país donde mejor se sentía – sin desmerecer a muchos otros – era Ecuador, por la amabilidad y la calidez de la gente. Con Monroy pudimos comprobarlo… ¡No cambies nunca Ecuador, qué hermoso sentirlo, como el cariño a los chilenos y que linda experiencia!
UN DESAFIO
A ese país, donde llegamos el 6 de agosto no llegaron otras dos chilenas, poetas connotadas y ante la eventualidad, nos correspondió a estos dos chañaralinos, representar a Chile. Lo hicimos con orgullo, cx on satisfacción y llevamos una hermosa bandera chilena que dejamos, finalmente, en la casa museo del poeta Horacio Hidrovo.
Nuestro programa no era agotador, a pesar de los viajes casi a diario. Llegamos primero al Balneario de Crucita, al día siguiente estábamos en Manta – una de las más hermosas ciudades y balnearios de Ecuador. El programa, en general, era el siguiente, luego del desayuno (que eran un plato de fondo, a veces, con frutas y café), íbamos a un colegio, donde los estudiantes rendían homenaje a los escritores y leíamos algunos de nuestros poemas. Cariñosos, respetuosos, se esmeraban por atendernos muy bien. A veces estábamos en una escuela privada, elegante hermosa y otra en una escuelita pobre, donde los niños habían hecho banderitas de papel, incluyendo nuestra amada tricolor. Luego la ULEAM, o el alcalde de la ciudad, según fuera la ciudad, nos agasajaba con un almuerzo en lugares, muchas veces con paisajes de paraíso. Comidas diferentes en cada lugar, típicas de su país. Por ejemplo, plátano frito, con rellenos de carnes y nueces, arroz (todos los días que reemplaza al pan), mucha fruta, jugos naturales. Recuerdo uno de los platos extraños, pero exquisito: Arroz, gallina rellena con maní y nueces, piña, kiwis y trocitos de sandía en el mismo plato. El postre, era aparte.
Por la tarde había un descanso, que en zona de playas era para disfrutar del mar o de la piscina del hotel – que tenía hidromasajes – y luego de las 19:00 horas, normalmente, una gala poética, musical y exposición de pinturas. Estuvimos, según el nivel de la ciudad o pequeño pueblo, en teatros de lujo, como en un estadio de básquetbol. Nos impactó, en la mayoría de los casos, la gran asistencia de público. Muchos colegios iban en delegaciones y su comportamiento era ejemplar. También, en más de una ocasión, fueron las reinas universitarias o escolares y en una oportunidad una emblemática ex Miss Ecuador. Terminado el recital, había una cena de gala en cada ciudad, con artistas locales y en oportunidades con baile. "Si vas para Chile" es una canción que todos se la saben y en Ecuador se baila. Con Omar debimos hacerlo. Recorrimos, además, Montecristi, Portoviejo, Bahía de Caráquez, Jama, Pedernales, Chone, Calceta, Santa Ana, Sasay y Guayaquil (entre otros). Sólo Guayaquil es de provincia distinta.
Habían muchos y buenos poetas, entre éstos: Emilce Strucchi , María Esther Chapp y Ana María Mayol, Argentina; Cecilia Cevallos, Canadá; Graciela Rincón y Bella Clara Ventura, Colombia; Horacio Hidrovo, Rómulo Santana, José Sosa, Simón Zavala, Nelly Córdova, Marieta xxxx, Stuardo Figueroa, Ecuador; Pedro Valle, El Salvador, Roberto Carmona, Francis Maestris, México; Luis Arbitres, Casimiro Leonardo, Andrea Cazudgg Zeliteh Chávez, Osfen Leonardo, Elena Herrera, Sussy Morales, Navale Quiroz, Jorge Luis Roncal, Aída Tam y Jorge Vargas, Perú; Mayrin Cruz Bernal, Puerto Rico; Roberto Bianchi, Ecuador; y Javier Cabreras, Islas Canarias, España.
El nombre de Chañaral lo dejamos bien puesto y describimos en sintetizadas palabras en nuestras presentaciones, la hermosura de este puerto, la calidez de su gente y hablamos de nuestra tierra chilena en general. Regresamos con una legión de amigos y amigas y aportamos nuestro granito de arena a la integración latinoamericana y llevamos trabajos de otros poetas de Atacama y Chile para difundir sus obras en más de medio centenar de libros que regalamos a escritores y bibliotecas de Manabí. Un trozo de nuestro corazón, sin duda, se quedó en tierra manabita.
A Ecuador concurrimos invitados por la Universidad Laica "General Eloy Alfaro" (ULEAM), de Manta, en la Provincia de Manabí, por intermedio del poeta Horacio Hidrovo Peña Herrera, connotado poeta y escritor de ese país. Se trataba del V Encuentro Internacional de Escritores, que esta vez sumó pintores y al famoso concertista en guitarra del Perú, Víctor Saybay.
Llegamos en pleno verano a la zona de la línea cero ecuatorial (está en Pedernales en esa misma Provincia). Fue una bendición escapar por casi dos semanas del frío del puerto y vivir parte del llamado verano seco, porque no llueve. En el verano húmedo caen parte de los 4.000 o más milímetros de agua anuales. Todo es inmensamente verde y frondoso, con abundancia de cañaverales, palmeras y árboles de exóticas formas y nombres. Frutas como los, plátanos, guayabas, pìñas, uvas, coco, naranjas, se dan en gran abundancia. Es un país bendecido por la naturaleza, con grandes recursos agropecuarios y ríos que llegan al Océano Pacífico a playas de ensueños, con aguas tibias, llenas de palmeras. Es un país que busca la prosperidad con una democracia deseosa de ubicar a Ecuador en el sitial de desarrollo que se merece. Exportaciones de petróleo, café y plátanos, son sólo parte de su enorme riqueza, que debiera tenerlos como país desarrollado. Ecuador, es un país tropical, alegre que vive a ritmo de cumbias y pasillos. La música la llevan en la sangre en las disco, que allá se llaman bares, se bailan esos ritmos, más la "chicha", que es una cumbia más rápida y salsa. Un poco de regatón, por la moda y nada más. En Manabí están las mujeres más hermosas y en especial en una ciudad llamada Chone, que también conocimos.
Uno de mis hijos, que conoce muchos países, en los cinco continentes, me señalaba hace un par de años, que el país donde mejor se sentía – sin desmerecer a muchos otros – era Ecuador, por la amabilidad y la calidez de la gente. Con Monroy pudimos comprobarlo… ¡No cambies nunca Ecuador, qué hermoso sentirlo, como el cariño a los chilenos y que linda experiencia!
UN DESAFIO
A ese país, donde llegamos el 6 de agosto no llegaron otras dos chilenas, poetas connotadas y ante la eventualidad, nos correspondió a estos dos chañaralinos, representar a Chile. Lo hicimos con orgullo, cx on satisfacción y llevamos una hermosa bandera chilena que dejamos, finalmente, en la casa museo del poeta Horacio Hidrovo.
Nuestro programa no era agotador, a pesar de los viajes casi a diario. Llegamos primero al Balneario de Crucita, al día siguiente estábamos en Manta – una de las más hermosas ciudades y balnearios de Ecuador. El programa, en general, era el siguiente, luego del desayuno (que eran un plato de fondo, a veces, con frutas y café), íbamos a un colegio, donde los estudiantes rendían homenaje a los escritores y leíamos algunos de nuestros poemas. Cariñosos, respetuosos, se esmeraban por atendernos muy bien. A veces estábamos en una escuela privada, elegante hermosa y otra en una escuelita pobre, donde los niños habían hecho banderitas de papel, incluyendo nuestra amada tricolor. Luego la ULEAM, o el alcalde de la ciudad, según fuera la ciudad, nos agasajaba con un almuerzo en lugares, muchas veces con paisajes de paraíso. Comidas diferentes en cada lugar, típicas de su país. Por ejemplo, plátano frito, con rellenos de carnes y nueces, arroz (todos los días que reemplaza al pan), mucha fruta, jugos naturales. Recuerdo uno de los platos extraños, pero exquisito: Arroz, gallina rellena con maní y nueces, piña, kiwis y trocitos de sandía en el mismo plato. El postre, era aparte.
Por la tarde había un descanso, que en zona de playas era para disfrutar del mar o de la piscina del hotel – que tenía hidromasajes – y luego de las 19:00 horas, normalmente, una gala poética, musical y exposición de pinturas. Estuvimos, según el nivel de la ciudad o pequeño pueblo, en teatros de lujo, como en un estadio de básquetbol. Nos impactó, en la mayoría de los casos, la gran asistencia de público. Muchos colegios iban en delegaciones y su comportamiento era ejemplar. También, en más de una ocasión, fueron las reinas universitarias o escolares y en una oportunidad una emblemática ex Miss Ecuador. Terminado el recital, había una cena de gala en cada ciudad, con artistas locales y en oportunidades con baile. "Si vas para Chile" es una canción que todos se la saben y en Ecuador se baila. Con Omar debimos hacerlo. Recorrimos, además, Montecristi, Portoviejo, Bahía de Caráquez, Jama, Pedernales, Chone, Calceta, Santa Ana, Sasay y Guayaquil (entre otros). Sólo Guayaquil es de provincia distinta.
Habían muchos y buenos poetas, entre éstos: Emilce Strucchi , María Esther Chapp y Ana María Mayol, Argentina; Cecilia Cevallos, Canadá; Graciela Rincón y Bella Clara Ventura, Colombia; Horacio Hidrovo, Rómulo Santana, José Sosa, Simón Zavala, Nelly Córdova, Marieta xxxx, Stuardo Figueroa, Ecuador; Pedro Valle, El Salvador, Roberto Carmona, Francis Maestris, México; Luis Arbitres, Casimiro Leonardo, Andrea Cazudgg Zeliteh Chávez, Osfen Leonardo, Elena Herrera, Sussy Morales, Navale Quiroz, Jorge Luis Roncal, Aída Tam y Jorge Vargas, Perú; Mayrin Cruz Bernal, Puerto Rico; Roberto Bianchi, Ecuador; y Javier Cabreras, Islas Canarias, España.
El nombre de Chañaral lo dejamos bien puesto y describimos en sintetizadas palabras en nuestras presentaciones, la hermosura de este puerto, la calidez de su gente y hablamos de nuestra tierra chilena en general. Regresamos con una legión de amigos y amigas y aportamos nuestro granito de arena a la integración latinoamericana y llevamos trabajos de otros poetas de Atacama y Chile para difundir sus obras en más de medio centenar de libros que regalamos a escritores y bibliotecas de Manabí. Un trozo de nuestro corazón, sin duda, se quedó en tierra manabita.
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